Este puede ser un post muy importante. Tanto si tienes un equipo, como si no.
Quizá el más importante si te resuena muy dentro.
Empiezo a enlazar ideas.
Cuando algo activa mi felicidad pienso:
—Pues ya me puedo morir.
No, no, escucha.
Es una frase que se toma un poco a la ligera, como de pasada, como si fuera una exageración la cual si alguien te preguntara:
—¿Pero de verdad la picharías ahora?
La contestación más sensata sería:
—¿Tú estás tonto?
La verdad es que no quiero abandonar este plano, pero la sensación de plenitud hace que en ese momento, y de verdad, crea que he influido en el mundo de una manera que, si cogiera las de Villadiego, me iría con una sonrisa.
Ese es el nivel de pensamiento y sentimiento cuando soy feliz y me encuentro en plenitud.
Ahora te cuento cuando me pasa. Y no es por una sola cosa.
Se tiene que unir que:
Haya hecho algo muy bien con una alta sensación de competencia,
que lo haya hecho por los demás y me sienta reconocido por ello,
y que sienta que todo está encajando: mi mundo interno, mi familia, mi trabajo y mi proyecto.
Casi ná.
Vamos, que esa sensación de plenitud la cato poco.
Pero seguimos avanzando.
Ahora viene cuando te intento explicar algo que huele a incienso. O no.
Ayer, escuché en el podcast de Roca Project a Ana Asensio, doctora en Neurociencias. Una señora a la que se le presupone algo de raciocinio, o por lo menos tiene papeles, de los que se ponen en el despacho, que lo demuestra.
Hablaba de la intuición y de la ciencia que esconde dicha intuición.
Para abrir boca, decía la doctora, que si tú ves a alguien conocido, tu inconsciente a las 50 milésimas de segundo reconoce la cara, a las 400, el cerebro límbico le dota de significado y sabes quién es, pero hasta los 7 segundos la parte frontal del cerebro puede expresar que es nosequién.
Jodo.
Y luego contó que hay estudios que dicen que el nivel de acierto entre una corazonada y un análisis exhaustivo es similar.
A ver, lógico. Pero según.
Los estudios principales que he encontrado son estos:
Malcolm Gladwell – Blink
Se basa en investigaciones que muestran que el cerebro humano puede tomar decisiones precisas en segundos, especialmente cuando una persona tiene experiencia en el tema.
Gary Klein – Sources of Power
Este psicólogo estudió cómo los bomberos, médicos y militares toman decisiones rápidas y encontró que muchas veces las decisiones intuitivas basadas en la experiencia eran tan buenas (o mejores) que las decisiones tomadas con análisis extensivo.
Gerd Gigerenzer – Instituto Max Planck
Enfatiza que en entornos de alta incertidumbre, donde no hay tiempo ni toda la información necesaria, las heurísticas (reglas simples) pueden ser más efectivas que el análisis racional complejo.
Es decir, que la intuición funciona cuando tienes mucha experiencia en un área, cuando hay poco tiempo para decidir y cuando las señales son reconocibles.
Esa sería la intuición que yo llamo racional.
Y a la que no le hacemos ni puto caso en muchas ocasiones porque se disfraza de miedo.
Cuando te expones mucho a tus emociones y tomas decisiones constantemente, esa intuición te va guiando en los siguientes pasos a seguir.
En mi caso, cuando tengo que tomar alguna decisión y por miedo pienso que mejor que no, pero me apetece mucho, sé que tengo que hacerlo.
Es la sensación que precede a un logro. La conozco y me ayuda a decidir que tengo que lanzarme.
Digamos que el miedo a la vergüenza y a no ser competente es la antesala de algo que me va a provocar felicidad si finalmente lo hago.
O cuando algo es muy arriesgado, pero que es la solución a una crisis fuerte.
También lo hago.
He experimentado que saldrá bien. A veces solo lo veo yo y la gente de mi alrededor me sigue. Ellos también han experimentado que cuando tomo esas decisiones, irá bien.
Es como si esas tensiones hicieran que mi percepción se ampliara en el espacio-tiempo.
No rollo Star Trek.
En el espacio, porque la proyección es a otros escenarios futuros con visiones claras.
Y en el tiempo, porque me adelanto a lo que pasará muchos meses antes.
Y ya te digo yo que no consumo setas ni fumo marrón o verde.
Seguimos avanzando, a ver como enlazo esto que te he contado con lo siguiente.
Te hablaré de dos tipos de miedo y sus sensaciones:
Está el miedo como antesala de la felicidad. El que te he contado.
Y luego está el miedo como personalidad, como patrón mental habitual o por agobio.
Son diferentes sensaciones.
Como yo no tengo en mi patrón de personalidad el miedo (no es que no lo tenga, es que no es lo primero de lo que tira mi personalidad), y salvo que me agobie con muchas tareas, ese es un filtro que me quito.
Las dudas no surgen y la intuición es más clara.
Que me acojono a veces, por supuesto, pero hazte un pregunta cuando surja el miedo:
¿Es miedo a hacer algo por enjuiciamiento de los demás o es miedo a no querer sufrir y a estar en tu zona de seguridad porque te agobia algo?
Y si no los distingues, sigue pensando.
Si es enjuiciamiento y te apetece mucho hacerlo, hazlo. Esa es la antesala del logro.
Si es miedo a perder tu seguridad, piensa si es un patrón común de tu comportamiento o si estás en una época de agobio con muchas tareas y trabájalo para que no te moleste y sepas detectar el otro tipo de miedo.
El miedo es una emoción compleja y tiene un origen multifactorial y variable a lo largo del tiempo, por lo que indagar en él es algo fundamental para entenderlo y distinguir sus diferentes vertientes.
Las personas más sensibles y abiertas de mente (Neuroticismo alto y Apertura a la Experiencia en la Teoría de los Big Five) pueden distinguir fácilmente los matices de las diferentes emociones.
Es como si la paleta de colores se ampliara y no solo vieras un tono de azul.
Distingues el azul cielo, azul marino, azul cerúleo, azul eléctrico, azul turquesa, azul Klein, azul celeste, azul cobalto, azul añil…
De entre los 111 tipos de azules.
111.
Flipa.
Pues así de complejas son las emociones, por eso no nos quedaremos en tengo miedo o estoy alegre, indagando en saber diferenciar los matices y las sensaciones que anteceden a eventos que nos suceden.
Al ser conscientes, podremos reconocer y unir sensación con lo que pasará en eventos futuros.
¿Es difícil? Sí.
¿Nos da pistas y aumenta nuestra intuición cuando lo entrenamos? Totalmente.
Hay tribus que solo toman decisiones basándose en señales físicas, ya que han aprendido a estirar la intuición muchos kilómetros y muchas horas antes de que sucedan.
Si no pueden acceder a un camino cortado que está a 4 kilómetros (sin ellos saberlo), les tiembla el párpado izquierdo, por ponerte un ejemplo.
Desde pequeños están entrenados en detectar esas señales y lo ven de lo más normal. Enseñan al cerebro que esa sensación se refleje en el cuerpo y que cuando la tengan significa algo concreto.
Lo acatan y punto.
Me apasiona todo lo que no sabemos y lo que damos por hecho cuando no tenemos ni idea de las conexiones invisibles que existen.
Esas que no vemos sin que la ciencia haya consensuado el cambio de paradigma que se viene.
En fin, eso es todo.
O es nada.
Según te hayan ido rebotando las ideas en el cerebro.
Un abrazo.
PD: Esto es importantísimo en el liderazgo y por eso tengo un servicio para empresas y equipos.
Es otro rollo diferente.
Cojo al CEO y a los responsables de equipo. Les entrevisto y les entreno.
Entrevisto a su personal y los analizo.
Veo lo que hacéis en vuestro día a día.
Y le digo al líder lo que tiene que hacer para que todo funcione.
Esto pasa por esto, haz esto otro.
Esta persona es así, cambia esto.
La negociación con esta persona irá por aquí, haz esto.
Si quieres promocionar a alguien en este puesto, esta es la persona ideal.
¿Experiencia?
¿Intuición?
¿Sé cuándo algo va a salir bien y cuándo no?
¿Todas las anteriores son correctas?
Intervención Táctica en Equipos
Por aquí:
Llego, observo, te digo cómo lo tienes que hacer y me voy.
PD2: La mayoría de las veces que he logrado la plenitud, esa felicidad ha llegado después de la sensación del miedo al enjuiciamiento.
Del sé que tengo que hacerlo y que es el camino.
Y quizá es tu camino:
Con este formulario empezamos.